Uno de los momentos que peor llevamos es cuando te das cuenta que ya no sientes esas mariposas que sentías al principio por tu pareja. De repente un día te apetece más estar solo que pasar la tarde con la otra persona, u os vais a dormir y no te apetece tener sexo. En ese momento llega algo a tu cabeza que te dice: se apagó la llama del amor.
Los tipos de amor y sus implicaciones
Hay muchos estudios y teorías sobre el amor pero, sin duda, la más laureada y más apoyada por la ciencia es la del triángulo de Sternberg. Esta teoría defiende que el amor está compuesto por 3 pilares que lo sostienen: el compromiso (decisión de estar con esa persona en las buenas y en las malas), intimidad (el vínculo, dar, recibir, compartir y contarse las cosas) y, por último, la pasión. La pasión es el deseo, la atracción sexual y psicológica que sientes hacia tu pareja de forma intensa.
El amor, en general, necesita tener estos tres pilares sólidos para tener una buena relación pero podría funcionar solo con dos de ellos si estos fuesen muy potentes.
¿Por qué ya no siento mariposas por mi pareja?
Cuando empezamos con una persona, en la fase de “tenemos algo”, “nos estamos conociendo”… todavía es demasiado pronto como para que tu cuerpo tome la decisión de estar con esa persona en las buenas o en las malas (no hay compromiso o es mínimo) y tampoco lleváis tanto tiempo como para haberos contado gran parte de vuestras cosas y considerar que os conocéis perfectamente el uno a otro (poca intimidad). Como estos dos pilares son muy débiles aún, todo el peso de la relación recae en el pilar de la pasión. Ahí es donde las mariposas tienen que hacer su función, que es la de mantener el pilar de la pasión gigantesco hasta que los otros crezcan.
Las mariposas consiguen que estés casi todo el día pensando en esa persona, que te apetezca acostarte con ella casi todo el tiempo y que hagas huecos de dónde no los hay para poder estar juntos. Este tipo de relación solo es buena a corto plazo. Mientras tienes las mariposas (la pasión enorme con poca intimidad y compromiso), ves menos a tu familia y amigos, eres menos productivo en tus obligaciones, descansas peor y dejas hobbies y metas personales de lado con tal de cuadrar el máximo tiempo posible con esa persona.
A medida que pasa el tiempo la confianza y la intimidad irán creciendo y la pasión no tendrá tanta responsabilidad de mantener la relación en pie, con lo que disminuirá para poder dejar más protagonismo a los otros pilares que vienen aflorando. Aquí estaríamos entrando en lo que se conoce como amor consumado, el amor idílico que, paradójicamente, también es el punto en el que la gente interpreta (muchas veces mal) que ya no están enamorad@s porque no hay mariposas.
La respuesta resumida a la pregunta es que las mariposas mueren porque deben morir para poder llegar a tener una relación sana, duradera y que te permita desarrollar tu vida y crecer como persona junto a alguien que te acompañe en ese viaje.
Aun así, siempre recomiendo hacer planes especiales, tener fechas marcadas en el calendario que signifiquen mucho y rememorar juntos lo que hace y lo que hizo que seáis pareja. Con esto podréis tener la más sana de las relaciones y disfrutar de picos de mariposas os darán gasolina para seguir avanzando.
Nicolás García Domínguez. Psicólogo de Clínica Arroyo