Durante el primer año de vida debemos controlar con bastante frecuencia la dentición de nuestros pequeños. Las caries que tienen lugar durante esta etapa de la vida y que afectan a dientes temporales se conocen como «caries del recién nacido». Estas caries son de evolución rápida, por lo que son capaces de llegar a puntos críticos en un período corto de tiempo.
En su etapa inicial aparecen como manchas blancas o de color pardo sobre la superficie externa del diente. Estas manchas son provocadas por las bacterias ácidas, productos que se quedan de los alimentos y la leche, que absorben los minerales del esmalte y provocan la aparición de estas manchas.
Si somos capaces de detectar la caries en esta etapa inicial, el tratamiento será mucho más sencillo tanto para el odontopediatra como para el paciente, ya que con remineralizar la lesión y controlar su evolución en el tiempo sería suficiente.
Si por el contrario dejamos pasar estas manchas, el esmalte se va haciendo cada vez más débil y poroso, lo que provoca que empiecen aparecer fracturas, dando lugar a la aparición de cavidades que pueden invadir las capas más internas del diente como la dentina y la pulpa. En esta etapa avanzada es frecuente que el bebé se queje de dolor y es en este momento cuando el 98% de los padres acuden al dentista. En los casos más graves se puede llegar a producir una fractura coronaria completa y quedarnos solo con la raíz del diente temporal.
Como conclusión a todo lo expuesto, podemos comprobar que es muy importante acudir al odontopediatra con el bebé durante su primer año de vida y controlar muy bien la aparición de cualquier mancha en los dientes temporales. El diagnóstico precoz de este tipo de lesiones es fundamental para que el tratamiento sea lo más sencillo posible y para que el bebé pueda mantener sus dientes sanos hasta la época de recambio de dentición temporal a dentición permanente.
Dr. Carmelo Tornero Martínez
Odontólogo en Clínica Arroyo. www.clinica-arroyo.com